terça-feira, fevereiro 24, 2009

O DESAFIO DA ESQUERDA É SABER GOVERNAR

Comentários Moisés Basílio: Mais informações qualitativas do processo de eleições em El Salvador. As eleições acontecerão em 15 de março próximo. Axé!

Fonte: Jornal Contrapunto - El Salvador - www.contrapunto.com.sv

Miguel Tinker Salas: “El reto de la izquierda es que sepa gobernar”

Por Edgardo Ayala

Miguel Tinker Salas, académico estadounidense, habla sobre el proceso electoral salvadoreño: campañas sucias, Hugo Chávez y sobre los retos de la izquierda.

SAN SALVADOR - La semana pasada regresó al país un grupo de académicos estadounidenses que le da seguimiento al candente tema electoral salvadoreño, ahora en su fase presidencial (la más dura). A finales del año pasado ellos publicaron un informe donde se señalaban las deficiencias que aún persisten en el sistema electoral del país. El documento fue firmado por más de 200 académicos que laboran para universidades de Estados Unidos.

Ahora, un pequeño grupo de esos académicos estuvo por aquí viendo cómo va la cosa, y preparan ya un segundo informe.

ContraPunto habló con Miguel Tinker Salas, profesor de Estudios Latinoamericanos, del Pomona Collage, una universidad privada fundada en 1887 en California. Conoce muy bien el tema de los procesos electorales latinoamericanos, y también sobre el tema de Venezuela y Hugo Chávez, que ya casi es tema nacional. Porque fue coautor del libro “Venezuela: Hugo Chávez and the decline of an Excepcional Democracy”, que es una crítica a las injerencias estadounidenses para debilitar a Chávez. Viendo en Internet, uno ve que el libro gustó a unos, y decepcionó a otros, por que se decanta a favor de Chávez. También conoce ese asunto simple y sencillamente porque es venezolano de nacimiento.

Habló de Chávez, de la campaña sucia, de Fuerza Solidaria, de Lula, de Arena, del los empresarios locales, etc.

Extractos de la charla.

¿Cómo se ve el escenario político electoral salvadoreño desde la perspectiva de un académico estadounidense?

En primer lugar, déjeme aclararle que yo vengo como parte de una delegación de académicos que le hemos estado dando seguimiento a los procesos electorales en América Latina. Nuestro interés acá surge a raíz de una visita que hicimos en septiembre del 2008, cuando vinimos delegados de la Universidad de Indiana, de Texas, de California, de Pomona College y de varios otros centros. Al final escribimos un reporte que fue firmado y avalado por más de 200 académicos que incluían a colegas de las Universidades de Yale, de Harvard, de Cornell y en general de las más destacadas universidades en Estados Unidos.

Creo recordar el campo pagado que se hizo en medios locales, pero recuérdeme por favor los puntos medulares.

En ese momento, incluimos en el documento la preocupación por lo que era el incremento en la violencia social en el país, las supuestas reformas al código electoral, y la injerencia que veíamos en aquel entonces por parte de la Embajada de los Estados Unidos y también las declaraciones vertidas por la Canciller (Marisol) Argueta (en torno a la declaración de que la seguridad de Estados Unidos corre peligro si llegara a ganar la izquierda en el país).

Eso lo señalamos como preocupaciones, y ahora regresamos para darle seguimiento a eso.

A raíz de esto, y oyendo todas las preocupaciones (en esta nueva visita), hemos emitido unas preocupaciones, que son: la politización y partidización del TSE, los graves problemas del registro electoral que ya habían sido señalados por la OEA anteriormente.

También la falta de regulación y control del financiamiento de la campaña electoral. O sea, no sabemos de dónde vienen los fondos. Además, las campañas publicitarias basadas en el miedo. Y finalmente señalamos a grupos que se mueven en las tinieblas, que no cuentan con ninguna regulación, que son por ejemplo la Cruzada Pro Paz y Trabajo y la llamada Fuerza Solidaria.

Hemos dicho en el informe que estos problemas son estructurales, no son simples anomalías, y la falta de credibilidad existente en torno al sistema electoral, que se siente en la vox populi. Hemos dicho que se necesita una reforma del sistema que corrija esa deuda democrática. Ese es el reporte. Vamos a redactar una carta de nuevo, la firmaremos nuevamente los académicos, y la presentaremos a los medios en Estados Unidos, a los congresistas de ese país, y a la sociedad salvadoreña.

Sobre la campaña sucia, ustedes que han seguido de cerca otros procesos electorales latinoamericanos, ¿han visto este nivel de guerra psicológica, digamos, sucia?

En casi toda América Latina hay una polarización, que no se veía anteriormente. Y en estos últimos cinco años hemos visto una polarización extrema en toda la región. Pero sí debo admitir que en El Salvador es más extrema. O sea, yo he visto el caso mexicano, el ecuatoriano, el venezolano, pero en este caso (salvadoreño) he visto una campaña polarizada que no he visto en otras regiones. Y lo que me impresiona no es que se realicen, sino que no hay ningún sistema de control, ni del TSE, ni de los fiscales, ni de nadie para averiguar de dónde vienen los fondos. Se está haciendo una campaña donde se dice que hay una injerencia de Venezuela a otros países, pero esta injerencia la está haciendo no Venezuela sino estos organismos mismos que operan en las tinieblas, porque nadie nos logra decir quiénes son, cómo son.

Aquí se plantea, de parte de la derecha y los sectores empresariales, que la alternancia política generaría un caos impensable, algo terrible.

Pero ese argumento lo plantearon los mexicanos a favor del PRI por 70 años. Se decía: si cambia el PRI aquí sería el caos. Pero esa es la campaña del miedo. Realmente, la alternancia es algo importante. Si la disposición del pueblo (de seguir con el mismo partido), después de un proceso electoral transparente es esa, esa es entonces la disposición del pueblo, pero no me refiero a eso. Me refiero a que el uso de esa propaganda es parte de la campaña del miedo. Ese fue el caso de México y México no desapareció ni de un día ni de otro después de que el PRI perdió. Todo eso es parte de ese fenómeno que tiende a poner en riesgo la gobernabilidad del país.

Se dice que hay hoy en día dos tipos de izquierda en Latinoamérica: una más moderada, como sería el caso de Lula en Brasil o de Bachelet en Chile, y otra más radical, como es el caso de Venezuela, Bolivia, etc. ¿Usted comparte este análisis?

Yo creo que eso es muy simplista. La política norteamericana, cuando surgió Hugo Chávez, fue la de inocular a Latinoamérica contra Chávez y utilizar la figura de Lula como contrapeso contra Chávez. La realidad es que eso ya no se pudo manejar cuando se eligió a Rafael Correas en Ecuador y a Evo Morales en Bolivia. Y además, también Lula ha endosado (su apoyo) a Chávez, y Lula viaja a Venezuela cada semestre y los dos se reúnen. Lula estuvo presente en Venezuela el pasado 15 de enero, y dio su respaldo al esfuerzo de Chávez para poder reelegirse. Entonces, eso de que hay un contrapeso entre una izquierda moderada y una extrema me parece que es un argumento utilizado por la Casa Blanca, que le ha dado poco resultado.

La política en cada país depende de sus condiciones internas. Lula, que viene de ser un trabajador sindicalista, opuesta a la dictadura, responde a la realidad política que enfrenta, y Bachalet también responde a un contexto con una dictadura que duró casi dos décadas en Chile. Cada realidad es distinta, y lo que surge en cada país es distinto. Hablar de que hay una izquierda extrema y una moderada, particularmente cuando se comparten temas de integración regional, de no reconocer a Estados Unidos como la única superpotencia en el mundo, cuando comparten tantos temas políticos y económicos y un impulso a favor de los sectores más afectados socialmente, creo que eso los reúne a todos, no los divide.

¿Estaríamos hablando más bien de matices más que de bloques separados, según usted?

Claro, y de realidades políticas a la cual deben apegarse cada uno.

¿Cree que esta tesis de las dos izquierdas está afectando al electorado salvadoreño, en el sentido de que capas medias se sientan temerosas de cierto acercamiento entre la cúpula del Fmln con Chávez, ubicado en esa izquierda extrema?

Yo no he visto… lo que yo creo es que la realidad salvadoreña es muy distinta a la venezolana, y cada fuerza política se adapta a su propia realidad. Lo que sí estamos viendo es que Chávez ha sido un factor en todas las elecciones de la región. Lo fue en el 2006 en México, cuando el Partido Acción Nacional lo trató de ligar a un López Obrador para causar miedo en los sectores medios de México, se dio en el caso de Bolivia, donde se decía “no entreguemos a Bolivia” y ahora se dice aquí “no entreguemos a El Salvador”, se dio en el caso de Ecuador, etc. Como si los problemas de todos esos países son resultado de un señor que va viajando inventando cosas, me parece absurdo. La gente sale a votar para tratar de resolver los problemas de su país, nadie le va dictar cosas ni Cuba, ni Venezuela. No somos títeres en América Latina, para que nos estén dictando condiciones.

¿Cómo se explicaría, desde la academia, el hecho de que un partido que en sus orígenes se vincula con los escuadrones de la muerte, y con un empresariado en su momento de características oligárquicas, se haya mantenido por 20 años en el poder, como es el caso de Arena?

Creo que tiene que ver con las raíces de lo que fue la guerra civil en este país, las divisiones que produjo esa guerra, y la manipulación que se hizo de ese momento histórico. Hay que recordar lo que fue la historia, lo que pasa es que a veces sufrimos de amnesia histórica. Pero el caso es que este partido logra crecer y desarrollarse a partir de ese miedo proveniente de la guerra civil. Tendría que hacer un análisis más profundo a nivel de la experiencia salvadoreña. Pero puedo agregar que además, con todas esas deficiencias del sistema electoral, el balance va a favor del partido que está en el poder porque tiene todos los recursos, todo el sistema que no ha sido del todo depurado, tiene toda una maquinaria estructural que lo beneficia.

¿Cómo cree que podría reaccionar el empresariado ante un eventual triunfo de la izquierda en este país?

Esos grupos son muy astutos. En toda Latinoamérica se han reorientado, y yo no he visto que ningún sector pudiente haya fracasado a raíz de estos cambios políticos y sociales en la región. Todos se adaptan. Hemos visto que trabajan con dictaduras, militares, con gobiernos populares y con los de derecha. No veo que eso sea un factor fundamental.

¿Cree que no veríamos una situación en que los empresarios conforman bloques con toda la derecha para torpedear todo el trabajo de un gobierno de izquierda, como ya se ha visto en Sudamérica?

Lo harían a un riesgo muy alto, realmente no les conviene. Su función es la económica, tienen que surtir a la población con servicios y productos, y están involucrados en el desarrollo económico de la región. Esa opción de boicotear, de aislarse, me parece absurda dentro de esa realidad de comercio y producción.

¿Absurda porque la inestabilidad les afecta también?

Claro, es una estrategia que tiene dos lados, les puede salir el tiro por la culata. Es una estrategia que no solamente afectaría al gobierno, sino que les repercute a ellos también, los debilita. Claro, si la intención es causar una crisis de ingobernabilidad, lo podrían hacer, pero eso trae un precio político y económico muy alto para la población y para la sociedad. Ya lo hemos visto como estrategia, tanto en Bolivia como en Venezuela y en otras partes, pero yo creo que eso ya después de que traten algún proceso de relación y de intercambio.

¿Cuáles cree que son los retos de la izquierda salvadoreña y de la izquierda latinoamericana en general?

El reto fundamental es saber gobernar. Porque se asume que la izquierda postula políticas internacionales, se habla de los problemas económicos y sociales, de género, pero fundamentalmente la izquierda tiene que comprobar que sabe gobernar. Porque al final la gente los va a juzgar no solamente porque tiene una política internacional nueva, sino porque sabe cómo recoger la basura, por tener un servicio social adecuado y por saber hacer todas las funciones que se esperan de un gobierno. Esos han sido los retos que hemos visto en Venezuela, Ecuador, Bolivia en incluso en Brasil también.

¿Y la experiencia nos dice que la izquierda es capaz de gobernar decentemente?

Hemos visto ejemplos concretos de cómo han tratado de resolver esos problemas de desigualdad. En Brasil hemos visto programas en ese sentido, en el área educativa y de vivienda. Pero implica una redirección del presupuesto nacional, no sólo a mantenerle el subsidio a sectores poderosos, sino dirigirlos hacia la educación, salud, seguridad, los servicios básicos para la sociedad y eso es lo importante. Es un cambio de paradigma, si es que logran hacerlo.

(FIN /22 / 02 / 09

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